• mi Big Fish

    Obligados ni los zapatos. Pero hay una diferencia entre obligar y motivar. 

    Fomento mi proceso de automotivación para escribir aquí con cierta frecuencia y ya plasmando el primer renglón, todo fluye por si solo. 

    Cuando lo escuchaba contar sus anécdotas me invadía una cierta apatía que repetidamente me ha obligado a abandonar en silencio la mesa que monopoliza o el área circundante. Es obvio que el lo nota..( o tal vez no?). No es algo tan malo lo que hago , teniendo en cuenta que siempre hay otros 4 o 5 pares de oídos que simulan completo interés en sus relatos (aunque sea la enécima vez que los escuchan).

    Son cosas de la edad, me decía cada vez a mí misma... con mucha  altanería y no menos indiferencia. 

    No. 

    No es algo inherente a su edad, es inherente a su corazón. Su corazón sano que hasta hoy no ha necesitado más ayuda que la Aspirina protect que toman todos los viejitos de su época... 

    Hoy veníamos los dos solos, en Max. Yo de regreso de un día más de trabajo, el de vuelta de una más de sus citas con su médico internista. Las dos cosas sucediendo en el mismo espacio, el mismo hospital. Me contaba de los cambios en la medicación que le acababan de hacer como pidiendome mi pensar (con eso de que resulta que yo también soy médico!).

    Repentinamente me encontré escuchando como es que antes el Hotel Riviera de Ensenada tenía playa, y lo que ahora es el boulevard que le pasa por delante no era más que arena en la que los turistas paseaban sus extranjeros pies después de haber apostado un poco en el casino. Por primera vez no me sentí ajena a sus historias. De verdad era su forma de decirme que le importo, que no solo fui su taxi de regreso a casa y que aunque no se atreva a compartirme un beso o un "te quiero mucho mija"  en reemplazo me regala su selección de anécdotas muy ad hoc con el paisaje que vamos recorriendo metro a metro.

    "Aqui antes había un puente pero el arquitécto se equivocó y cuando llegó la primera corriente fuerte, el rio se la llevó.."   Me sentí culpable por haberlo juzgado tanto en otras ocasiones. "de hecho mi papá trabajó para todas esas obras como constructor, y él mismo le dijo al arquitecto que se veía muy >enclenque< esa cosa.. pero no le hizo caso y mira lo que termino pasando .. " y suelta una carcajada con la cual la cara se le llena de felicidad y los ojos se le hacen chiquitos. Llegué a pensar más de una vez que era por egoismo que contaba una y otra vez sus historias, todas ellas girando de manera circular entorno a el mismo y sus hazañas. Creo que una vez más estaba equivocada, comienzo a creer que equivale a un niño levantando la mano para participar en un debate de adultos; el paciente encamado que en medio pase de visita  pregunta temeroso "doctor, puedo decirle algo..?".

    Como casi todo en esta vida, es mucho más fragil de lo que aparenta. 

    Como me ha pasado muchas veces, entendí en retroactivo y me regañe por juzgar como lo hago.

    Como cada noche me voy a despedir de él con un beso, pero hoy va a durar unos segundos más y el abrazo va a ser más apretado. Será mi forma de hacerle saber que nuestra plática de hoy, fue mucho más exitosa que el puente caído del arquitectucho ese. 

     


  • Comments

    1
    América
    Thursday 15th September 2011 at 10:48

    Los puentes bellos se fortalecen :)

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