• Derecho a prórroga.

     

    Tal vez es porque antes comían diferente. Tal vez es porque antes las relaciones sociales eran distintas. Tal vez es porque las profesiones han cambiado diametralmente. Tal vez porque la información genética que ellos heredaron era mejor que la que nos han heredado. Son básicamente los cuatro elementos en los que basan muchos investigadores su teoría sobre el porqué algunas personas logran llegar a cumplir sus 100 años y otras no. La teoría de los centenarios.

    No tengo más que dos meses inmersa en este mundo cargado de años e historias; de enfermedades y rehabilitaciones. No tengo más que dos meses yendo cada martes a servirles un café, cada jueves a preguntarles como estuvo su terapia, cada viernes a compartir recetas de cocina. No son más de dos simples meses en los que he compartido única y sencillamente mi tiempo y mi presencia a los que según yo necesitaban de mi ayuda. Me tomó más o menos dos meses entender que no era a ellos a quienes les hacía el favor al presentarme puntual cada semana.

    Estoy a punto de regresar de donde vine, pero no como vine. Estoy segura que debo regresar algún día, porque como me dijo un sabio argentino hoy en la mañana “las cosas buenas no se acaban, comienzan”, y esto ha sido tan bueno que partiendo de la perfección y sabiduría inherente a la nacionalidad del citado, forzosamente debe de estar apenas comenzando.

    Quisiera ser más optimista que médica y pensar que ninguna cardiopatía ni ninguna enfermedad degenerativa va a acabar con esta linda historia de amistades intergeneracionales. Quisiera no ponerme nostálgica al pensar en que tal vez la próxima semana será la última a la que tendré derecho como castigo por haber llegado inesperadamente y marcharme indefinidamente. Quisiera de verdad que al menos tres de los tantos que me compartieron su tiempo, tuvieran derecho a una prórroga indefinida en la que ellos y solo ellos decidiera que día y a que hora dejarán de ser los genios que son y decidan tomar su descanso y pausa final, ganada a pulso por su indiferencia ante los calendarios las canas y las arrugas. Pero no existe tal cosa y yo, más que optimista, nostálgica o doctora soy viajera y he aprendido hasta hoy que con o sin prorroga la muerte es la única meta que todos perseguimos común y secretamente; y tal vez también la única que sin lugar a una sola duda alcanzaremos hagamos lo que hagamos, y la vida no es más que el paisaje que cada uno decidimos mirar mientras caminamos a nuestro destino.

     


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  • Comments

    1
    América
    Sunday 29th May 2011 at 20:57

    Aww, amiga, casi me asoma la lagrimita. Me agradó bastante eso de "las cosas buenas no se acaban..." ¿Será que en nuestra manía de buscar finales no percibimos el continuo que es esta gran cosa buena llamada vida? Qué bella fortuna la tuya al andar ahí entre sabios regalando tu sonrisa, compartiendo algo de sensible humanidad. Un fuerte abrazo mi querida amiga! Gracias por compartir tu crecimiento con quienes te queremos y con uno que otro suertudo extraño a través de tus letras :P

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